Para comenzar a familiarizarnos con el término frontera, podemos decir que este vocablo ha dejado de ser un término que nos designa el área de contacto con un arma enemiga entre dos tierras distintas, y ha derivado en distintas formas de interpretar el concepto. Es así como podemos identificar el término frontera "como una línea divisoria -concreta o imaginaria- entre algo que conocemos y que en cierto sentido nos pertenece, y algo que desconocemos, extraño e inexplorado"
[1] A través de la interacción entre los agentes que componen el sistema dentro de las fronteras, generan la presencia de fenómenos móviles y cambiantes, lo que produce que “las fronteras se vayan moldeando de una u otra manera, dependiendo, de la influencia que tenga la sociedad en un territorio determinado"
[2]. Con esto se puede desprender, que en el contexto latinoamericano hay fronteras consolidadas y emergentes, la primera hace referencia al periodo de
colonización, la cual va ir moldeando el territorio. Y la segunda se da en un contexto más contemporáneo en el cual la frontera se moviliza a través del motor económico principalmente.
En América latina se comenzó hacer presente el término frontera a través de la creación de dominios, los cuales fueron impuestos por los colonizadores que llegaron desde el viejo continente. Este proceso generó que con el tiempo las pequeñas aldeas se transformaran en verdaderas megalópolis. “Como consecuencia de este fenómeno físico y social, se produjo pérdida de arraigo y los lazos de pertinencia en las aldeas latinoamericanas.”
[3] Frente a esto y para contrarrestar la pérdida de arraigo, surge el fenómeno de
topofilia. Una vez asentado un territorio se van creando
topónimos que van cualificando los lugares y con el nivel de arraigo dado se van creando características propias de cada lugar en particular. Con este fenómeno se van generando los distintos territorios emergentes que aparecen en cualquier sitio no respetando la lugaridad contemporánea, siendo evidente este fenómeno en los procesos agrícolas de América Latina impulsado por el crecimiento económico y determinado por las condiciones apropiadas para la explotación de los recursos naturales sin un control realmente efectivo. Entonces se observa que América Latina se ha convertido en un gran laboratorio de las consecuencias del avance de la frontera agraria, en ámbitos diferenciados y con técnicas también distintas.
Tomando en cuenta a las fronteras móviles como sistema generador de riquezas, en base a áreas de influencias de las actividades económicas reinantes en América latina, podemos decir, que su característica principal es que la naturaleza es considerada como una oferta ilimitada de recursos que pueden utilizarse por los individuos, y como un sumidero infinito de residuos y desechos.
Bajo este contexto cabe mencionar que en América latina la expansión de las fronteras, de movilidad ha traído consigo un desarrollo en las sociedades latinoamericanas, el cual ha generado que la región se posicione a nivel mundial. pero...
¿Realmente vale la pena obtener estos beneficios a cambio de la pérdida del arraigo y de la pertinencia de las sociedades latinoamericanas?
¿Vale la pena convertir a América latina en un laboratorio donde se gestan los avances territoriales producto de los monopolios y la capitalización dados por la influencia global?
En Base a lo expresado en este primer acercamiento al concepto de frontera es que hacemos extensiva la invitación a todo público en general para formar instancias de discusión a través de este medio de comunicación.
De antemano gracias, esperamos que este sitio sea de su agrado y que se generen distintas instancias de discusión...